4/4/22

¿Qué alimentos debe consumir una persona de 60 años?

 ¿Qué alimentos debe consumir una persona de 60 años?

¿Qué alimentos debe consumir una persona de 60 años?


La alimentación debe ser balanceada a cualquier edad en la que se incluyen proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales y el agua.

semana.com

La sana alimentación es fundamental para evitar molestias en el organismo, además, con el paso de los años la dieta cambia por muchos factores como vivir solo, los efectos de los medicamentos y los problemas para masticar y tragar los alimentos.

En el sitio web Medline Plus aconsejan estos alimentos para mantener una buena salud después de los 60 años.

Comer alimentos que le entregan muchos nutrientes sin demasiadas calorías extra, como:

  • Frutas y vegetales (elija diferentes tipos con colores vivos).
  • Granos integrales, como avena, pan integral y arroz integral.
  • Leche descremada y queso bajo en calorías, o leche de arroz o de soja fortificada con vitamina D y calcio.
  • Pescados, mariscos, carnes magras, aves y huevos.
  • Fríjoles, nueces y semillas.


Los expertos también aconsejan evitar el consumo de alimentos con calorías vacías o huecas: “estos son alimentos que tienen muchas calorías pero pocos nutrientes, como papas fritas, dulces, productos horneados, bebidas azucaradas y alcohol”, indica Medline Plus.

Después de los 60 años es recomendado bajar la ingesta de colesterol y grasas, principalmente las grasas saturadas y trans. Es importante entender que las grasas saturadas son grasas de origen animal, por otra parte, las trans son grasas procesadas.

Beber líquidos es fundamental para no deshidrate. Algunas personas pueden presentar una condición especial que es perder la capacidad de sentir sed a medida que envejecen, así lo señala Medline Plus, otra razón tomar más agua es la medicación que requiere muchos líquidos.

La actividad física es recomendada hasta en adultos mayores, pues el ejercicio puede abrir el apetito que en muchas personas de la tercera edad puede disminuir.

De acuerdo al portal Alimentación saludable, “los adultos mayores de 60 años deben de consumir un total de 1950 Kcal provenientes de los diferentes grupos de alimentos”, los cuales se pueden distribuir aproximadamente de la siguiente manera:

  • Al desayuno 20 %.
  • Al almuerzo un 40 %.
  • Una merienda en la tarde del 10 %.
  • Para la cena se recomienda 30 % de las calorías.


En el sitio web Alimentación Saludable también aconsejan esta dieta para la alimentación de personas mayores de 60 años.

Desayuno: leche semidescremada o descremada, pan integral con queso; fruta, plátano con miel.

Almuerzo: ensalada de verduras cocidas, tallarines rojos con pescado; fruta, mandarina; refresco: chicha morada.

Media tarde: yogur con fresas con miel y pan.

Cena: suflé de verduras con atún y leche caliente.

“Con la edad, el organismo experimenta diversas modificaciones físicas, fisiológicas y psicosociales que hacen que nuestras necesidades nutricionales varíen”, señala el portal Consumer, el cual también aconsejan comer frutas, pescado y verduras cuando se llega a los 60 años.

El mencionado sitio web advierte que se debe tener en cuenta que las personas a los 60 años pueden mantener una actividad física y laboral, por otra parte, los mayores de 80 años, quienes pueden tener una capacidad más disminuida tanto en lo físico como lo mental.

Después de los 60 años las personas pueden padecer de estreñimiento. Una forma de evitarlo es con la actividad deportiva que incremente el tono muscular, sumado a una alimentación basada en cereales, fruta y verdura.

En muchas ocasiones la persona puede llegar a estar solo en esta edad, una situación que puede generar problemas para su autocuidado, asimismo, la soledad puede llevarlos a la depresión. Otro factor es la capacidad económica que puede limitar la compra de víveres.

En el portal Consumer explican que para un adulto mayor con diabetes la alimentación debe ser más especial. Un factor importante es limitar o controlar todos los alimentos con azúcares de la dieta.

Para el caso de pacientes con exceso de peso, lo ideal es regular los alimentos con alto aporte calórico; a su vez, en personas con hipercolesterolemia o aumento de los triglicéridos en sangre, lo ideal es controlar el consumo de grasas saturadas, “evitando alimentos como los lácteos enteros, embutidos grasos como el chorizo, mortadela o morcilla, carnes grasas, bollería y pastelería, mantequilla y margarinas, precocinados y alimentos con aceite de coco o palma”, así lo resalta el portal Consumer.
 

26/8/18

Los adultos mayores y su salud cardiovascular [26-8-18]

Los adultos mayores y su salud cardiovascular

Los adultos mayores y su salud cardiovascular

Cómo impactan estas patologías en esta franja etaria y cuáles son las medidas preventivas. Respuestas en el día mundial del corazón.

El envejecimiento de la población plantea desafíos para el siglo XXI. En el plano mundial, el grupo etario de mayores de 60 años es el que reporta mayor crecimiento. Se estima que para el año 2025 más del 20% de la población de países desarrollados tendrá más de 65 años. En América Latina, este conjunto de habitantes será más del 10%.

A partir de estos datos, el desafío estará en disminuir el impacto de las enfermedades cardiovasculares en los adultos mayores. En el día mundial del corazón (se conmemora cada 29 de septiembre), distintos especialistas se refieren a estas patologías.

"Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte a nivel mundial. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2004, el 30% de todas las muertes en el mundo fueron por ECV, siendo la cardiopatía isquémica y el accidente cerebrovascular, las principales", explica el doctor Alejandro Contreras, integrante del Servicio de Cardiología del Hospital Privado Universitario de Córdoba.


Prevención.


La prevención se basa en distintas estrategias de importancia, como son las políticas públicas o institucionales, la prevención primaria (estrategias dirigidas a disminuir el riesgo cardiovascular en personas sanas) y secundaria (estrategias dirigidas a disminuir el riesgo en personas que ya han tenido afecciones cardiovasculares).

"Los resultados de los estudios clínicos demostraron que los adultos mayores obtienen beneficios de las terapias preventivas, por lo que las recomendaciones apoyan las estrategias de prevención en este grupo de edad", aclara Contreras.

Y sigue: "Las intervenciones de prevención secundaria para controlar los factores de riesgo en el adulto mayor, incluyendo el cese del tabaquismo, tratamiento de la hipertensión arterial, tratamiento de dislipemia, diabetes mellitus, obesidad e inactividad física, parecen ser tan efectivos como en los pacientes jóvenes".

En definitiva, lo más importante a la hora de prevenir cualquier tipo de enfermedad cardiovascular son los cambios en el estilo de vida. Actividad física regular, dieta y el control criterioso de los factores de riesgo cardiovascular, las claves de una buena prevención.


Actividad física

Existe fuerte evidencia científica que el ejercicio físico regular reduce el riesgo cardiovascular y de otras enfermedades crónicas, así como, reducción de limitaciones funcionales y mejor calidad de vida.

Una actividad aeróbica moderada (caminata), de dos horas y media a la semana, ofrece beneficios sustanciales para la salud de los adultos mayores, con riesgo bajo de lesiones.

Los mayores niveles de actividad física proporcionan, incluso, una reducción adicional del riesgo cardiovascular.


Dieta mediterránea

Rica en frutas, verduras, cereales, aves, pescado, productos lácteos, pequeñas cantidades de carnes rojas, consumo moderado de alcohol y aceite de oliva.

Estudios recientes, incluyendo adultos mayores, señalan los efectos cardioprotectores de la dieta mediterránea. Entre ellos:

  • La reducción en la presión arterial
  • La mejora del perfil de colesterol
  • Una menor oxidación de lípidos
  • Y la mejoría en la función endotelial.

19/8/18

80% de adultos mayores sufre diabetes, hipertensión o dislipidemia


80% de adultos mayores sufre diabetes, hipertensión o dislipidemia
80% de adultos mayores sufre diabetes, hipertensión o dislipidemia

oncenoticias.cr

Autoridades de la  Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) están preocupadas por la prevalencia de distintas enfermedades crónicas en las personas mayores de 64 años que podrían ser evitadas con hábitos saludables a lo largo de la vida.

Según un análisis de enfermedades comunes, se puede notar que solo dos de cada diez adultos mayores son saludables. Según la más reciente encuesta de «Factores de riesgo cardiovascular» la población mayor a 64 años saludable  – sin diabetes, sin hipertensión y dislipidemia (elevación anormal de concentración de grasas en la sangre) – es del 21.74%, estos son 75.171 personas.

Y cuando se amplía el análisis a otros factores de riesgo de enfermedad, la población mayor a 64 años saludable sin factores de riesgo (que no fumen o consuman alcohol) es del 18.56% (75171 personas).

Al centrarse en las personas que sí tienen enfermedad,  el doctor Roy Wong, del área de «Vigilancia epidemiológica», llamó la atención sobre el hecho de que ocho de cada diez tienen enfermedades que están relacionadas con hábitos que son responsabilidad del propio paciente como la dieta alta en grasas, azúcares y harinas y el sedentarismo.

La actividad física es una de esas preocupaciones de la Institución, pues los adultos mayores no realizan la actividad física recomendada para su edad. En nuestro país la inactividad física en población mayor o igual a 65 años es del 61.6% en ambos sexos, 52.7% en hombres y 69.5% en mujeres.

En cuanto a la dieta el consumo de frutas o vegetales en cantidad recomendada (de cinco porciones por día todos los días de la semana) el consumo en mayores de 65 años es del 38.3% en ambos sexos, del 40.8% en hombres y 36.1% en mujeres.

18/12/17

6 cuidados para pacientes con Alzheimer e incontinencia urinaria [18-12-17]

6 cuidados para pacientes con Alzheimer e incontinencia urinaria
 El Alzheimer es una de las enfermedades que más afecta a los adultos mayores . El 8% de la población de personas mayores de 65 años y el 30 % de la población de mayores de 80 años la padece, es también una de las principales causas de la incontinencia urinaria .

“Quienes sufren esta enfermedad requieren de cuidados constantes y especiales, ya que la disminución progresiva de capacidades interfieren con actividades comunes y favorecen la aparición de síntomas como la incontinencia urinaria”, indica Gloria Caycho, obstetra especialista en geriatría de TENA.

Es importante que los cuidadores estén informados pues su apoyo será vital para brindarle una buena calidad de vida al paciente. Por ello, la especialista brinda consejos para el cuidado de los pacientes con la enfermedad de Alzheimer que padecen de incontinencia urinaria:

1. Creación de hábitos:


El cuidador deberá implementar un horario para ir al baño, que de preferencia sea después de cada comida, al levantarse y antes de acostarse. La idea es crear el hábito en el paciente, pese a que será complicado que pueda recordarlos por sí solo.

2. Ingesta de líquidos:


Lo recomendable es evitar los líquidos a partir de las 6 de la tarde en adelante, de ese modo se disminuirán los escapes. Asimismo, se deben evitar las bebidas diuréticas como el café o el agua de piña, ya que esto aumentará la frecuencia de la micción.

3. Mantener una higiene adecuada:


Aumentar los cuidados e higiene en la zona genital y lavarla después de cada escape.

4. Usar productos adecuados:


Se deben utilizar absorbentes desde el momento inicial, es decir, desde que aparecen los primeros escapes. El uso de productos adecuados evitará caídas nocturnas que se producen por levantarse para ir al baño al percibirse húmedos. Se debe elegir un producto según la frecuencia de los escapes de orina.

5. Uso de ropa adecuada:


Se debe evitar el uso de botones y cierres, utilizar ropa interior holgada y elegir bien la talla de productos como los absorbentes, de esa manera se evitarán los escapes.

6. No reprender:


El paciente no tiene control del aparato urinario, por ello, micciona de manera involuntaria. Se debe evitar recriminarlos por ello, ya que influirá de manera negativa en su estado de ánimo.

8/12/17

Actividades mentales y manuales a partir de los 50 podrían retrasar la pérdida de memoria [8-12-17]


Actividades mentales y manuales a partir de los 50 podrían retrasar la pérdida de memoria

El estudio también demuestra que ver la televisión durante más de siete horas al día aumenta el riesgo de desarrollar problemas de memoria

Las personas que realizan actividades mentales como leer revistas o realizar trabajos manuales, como la cerámica, a partir de los 50 años podrían retrasar o evitar la pérdida de memoria, según un estudio de la Clínica Mayo en Rochester (Estados Unidos). El trabajo se ha hecho público durante la reunión anual de la Academia Americana de Neurología que se celebra en Seattle.

En el estudio participaron 197 personas de entre 70 y 89 años con deterioro cognitivo leve o diagnosticados con pérdidas de memoria y 1.124 personas de esa edad sin problemas de memoria. Ambos grupos contestaron preguntas sobre sus actividades diarias durante el año anterior y cuando tenían entre 50 y 65 años.

Los resultados mostraron que durante los años anteriores, leer libros, participar en actividades lúdicas, usar el ordenador o realizar actividades manuales como la cerámica o la confección, conducía a entre un 30 y un 50 por ciento de disminución en el riesgo de desarrollar pérdida de memoria en comparación con personas que no realizaron estas actividades.

Las personas que vieron la televisión menos de siete horas al día en los años anteriores eran un 50 por ciento menos propensas a desarrollar problemas de memoria que aquellas que estaban frente a la televisión más de este tiempo cada día.

El trabajo también mostró que quienes participaban en actividades sociales y practicaban la lectura durante la mediana edad eran un 40 por ciento menos propensos a las pérdidas de memoria que quienes no lo habían hecho.

"El estudio es interesante porque demuestra que el envejecimiento no tiene que ser un proceso pasivo. Sólo participando en ejercicios cognitivos es posible protegerse frente a las pérdidas de memoria", explica Yonas Geda, responsable del estudio.

Los investigadores señalan que será necesario confirmar estos resultados con estudios posteriores ya que los actuales se basan en los recuerdos pasados de los participantes.

22/11/17

La diabetes supone la sexta causa de muerte en los pacientes de edad avanzada [22-11-17]


La diabetes supone la sexta causa de muerte en los pacientes de edad avanzada

Expertos de Sociedades Científicas Valencianas alertan sobre la necesidad de un abordaje integral de la diabetes en el anciano

Expertos reunidos han alertado sobre la necesidad de un abordaje integral de la diabetes en el anciano, ya que la mortalidad en mayores de 65 años con esta patología casi triplica la de los que no la padecen.

La frecuente asociación de la diabetes con la hipertensión, el colesterol elevado y la obesidad en este colectivo, lo que favorece que las enfermedades cardiovasculares sean muy habituales en el mismo.

El doctor Antonio Picó, presidente de la SVEDyN, ha remarcado que “la diabetes, la sexta causa de muerte en los pacientes de edad avanzada, constituye un importante problema de salud en este colectivo y puede provocar una merma importante de la calidad de vida cuando no se le presta la atención necesaria, tanto por el personal sanitario como por los propios pacientes”.

Con frecuencia, los síntomas de la hiperglucemia en el anciano son poco específicos: falta de energía, sensación de inestabilidad e incontinencia urinaria, entre otros. La mayoría de la población diabética mayor de 65 años está constituida por pacientes con una diabetes tipo 2, en cuyo origen parece ser importante la predisposición genética (antecedentes en la familia de casos de diabetes), pero sobre todo los cambios en el estilo de vida, como el hacer poco ejercicio, comer demasiado y aumentar de peso.

Resulta notoria, según los expertos, la elevada prevalencia de diabetes en mayores de 65 años afectados por hipertensión arterial, hipertrigliceridemia y niveles bajos de HDL- colesterol (colesterol bueno). Se ha demostrado que el riesgo de sufrir de diabetes aumenta desde 3,6 veces con la presencia de un factor de riesgo (intolerancia oral a la glucosa, triglicéridos > 220 mg/dl, colesterol-HDL < 40 mg/dl, o hipertensión) hasta 56 veces en caso de la presencia de todos los factores de riesgo.

Educación diabetológica

Los profesionales que atienden a estos enfermos deben comprender la realidad psicosocial de este colectivo y, con ello, contribuir al mejor cumplimiento de la estrategia terapéutica por parte de los pacientes. “Una buena interacción médico-enfermo es la base del éxito del tratamiento”, ha explicado el doctor Picó.

La educación diabetológica constituye una parte esencial del tratamiento, ya que la experiencia de los profesionales revela que los pacientes mayores de 65 años cumplen la dieta y hacen ejercicio con menos frecuencia y cuidan peor sus pies que los pacientes menores de esa edad.

En el seguimiento de este grupo de edad, resulta particularmente importante incluir a las esposas de los varones ancianos y establecer contactos frecuentes con el educador. El equipo sanitario, mediante la educación diabetológica, debe transmitir al paciente actitudes positivas respecto al cuidado de su enfermedad. “Es imprescindible, que el paciente adquiera conocimientos básicos en la composición de los alimentos, importancia del ejercicio, mecanismo de acción de los antidiabéticos orales, manejo de la insulina en caso de requerirla, autocontrol glucémico, percepción/ prevención y corrección de las hipoglucemias”, ha señalado el presidente de la SVEDyN.

La intervención sobre la dieta en los pacientes de edad resulta en ocasiones difícil por la presencia de algunas deficiencias importantes. Además de dificultades en la preparación de la comida (temblor, artritis) y su ingesta (dentición deficiente, alteraciones del tracto gastrointestinal), muchos presentan deficiencias de micronutrientes (zinc, magnesio), que deben compensarse mediante la adición de suplementos minerales o vitamínicos. Aun así, los expertos han señalado que el tratamiento dietético es absolutamente imprescindible en el manejo de la enfermedad.

Cuando el paciente es obeso, algo bastante habitual, las pérdidas de peso, aunque sean pequeñas, pueden conseguir mejorías significativas del control de la glucosa. La importancia del ejercicio físico es tan grande como la de la dieta, aunque determinados pacientes con enfermedades del corazón o con problemas en los pies, deban consultar antes con su médico acerca del tipo y la intensidad de ejercicio que deben realizar. “Si, a pesar del tratamiento con dieta y ejercicio físico, las glucemias basales se mantienen de forma consistente por encima de 200 mg/dl, es necesario iniciar un tratamiento adicional.

Inicialmente, éste consistirá en la introducción de fármacos orales pero en algún momento de la enfermedad puede precisarse tratamiento con insulina, sin que esto quiera decir que la diabetes se haya hecho más grave.

En definitiva, la decisión de que tratamiento es el más conveniente debe tomarla el médico de Atención Primaria o el especialista responsable del seguimiento del paciente”, tal como señaló el doctor Domingo Orozco, presidente de la SVMFyC.
 

8/11/17

Cómo prevenir las caídas en el adulto mayor [8-11-17]

Cómo prevenir las caídas en el adulto mayor

Pueden cambiar la vida de la persona y de su familia, pero la buena noticia es que hay situaciones y condiciones que las hacen predecibles y, por lo tanto, evitables.
 Las caídas son un temido problema para las personas mayores, pero la buena noticia es que con frecuencia son evitables y que, además, en no pocas oportunidades podemos predecir la posibilidad de que ocurran dentro de los seis meses posteriores a una evaluación.

¿Cómo es posible evitarlas? Con estrategias de promoción de la salud y de prevención de enfermedades. Es la conducta deseada, ya que una caída puede producir un deterioro importante en la calidad de vida de la persona, además de generar altos costos y llevar potencialmente a la muerte.

Es importante abordar el tema desde un cambio de paradigma, alejado del modelo del daño, modelo medicalizado, focalizado en las enfermedades, mermas y déficits. El desafío es entrenar la mirada en las capacidades funcionales, potencialidades y reservas.

Debe aumentar la observación y atención minuciosa en todo lo que sí puede realizar la persona añosa, con o sin patología. Se trata de resaltar las capacidades para afrontar situaciones y las competencias sociales e individuales, sin desconocer los aspectos de disminución fisiológica o patologías. Para ello, desde el área de rehabilitación debemos apoyarnos en el “saber hacer” de los viejos y de los profesionales.

Se entiende por caída cualquier acontecimiento que precipita al individuo al suelo, contra su voluntad. El mayor porcentaje de ellas suele producirse durante la realización de las rutinas diarias y no en la ejecución de tareas inusuales o “peligrosas”.
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Las caídas más frecuentes se producen cuando la persona mayor se inclina o se levanta de la silla o durante los desplazamientos y, también habitualmente, cuando se levantan por la noche.

Tampoco son excepcionales las caídas en los paseos o mientras realizan consultas o trámites, debido a la falta de accesibilidad (veredas desparejas, pozos, escalones muy altos).

En la etapa del envejecimiento el objetivo clave es mantener la independencia y autonomía. La independencia funcional es la capacidad de cumplir y realizar determinadas acciones, actividades o tareas requeridas en el diario vivir. “Autonomía”, en tanto, y dicho de modo sencillo, implica la posibilidad de vivir la vida según el plan que cada persona haya trazado.

En condiciones de salud, los adultos mayores no deben permanecer en cama más que para el descanso. Igualmente, se debe alentar a aquellas personas con patologías a desarrollar movimientos, por mínimos que sean. Si están en cama, pasar a sedestación. Si están en silla de ruedas, avanzar hacia la bipedestación, y así intentar siempre una instancia de mayor movimiento.

Cualquier sea su edad, es capital mantener las actividades físicas, la motivación, la inclusión y la inserción social. El control de la dieta para evitar sobrepeso y las actividades rehabilitativas deben implantarse en forma precoz.

Los grupos con mayor riesgo de caídas son aquellos que sufren la disminución del equilibrio, de la fuerza y de la flexibilidad. Por ejemplo, personas que tienen afecciones neurológicas, amputación de miembro inferior, enfermedades agudas y disminución de la conciencia por medicamentos, entre otras.

Pero también deben considerarse factores de riesgo aquellos que están asociados con factores ambientales, como las barreras arquitectónicas, urbanísticas o de la comunicación y que, en su mayoría, pueden corregirse con facilidad.

Entre los factores más frecuentes están la iluminación inadecuada o deficiente, las superficies de suelo irregulares o resbaladizas, la presencia de escalones o de una bañera inaccesible, entre otros.

En el contexto del tratamiento global del adulto mayor, debe realizarse en forma conjunta la evaluación diagnostica, la identificación de la deficiencia funcional acompañante y, por sobre todo, de las potencialidades y capacidades residuales.

En general, se suele hacer el tratamiento de la consecuencia de las caídas y, en ocasiones, no se evalúan las posibles causas, falencia que suele ser motivo de nuevas caídas.

Es fundamental identificar las razones de la caída y sus posibles riesgos, teniendo en cuenta que aún en los casos en los que no se acompañan de lesiones graves, suelen reducir el nivel de actividad por el temor a que se repitan. Es por ello que se recomienda, desarrollar cualquier movimiento corporal repetido destinado a   recobrar o conservar la salud.

Principios rehabilitativos

Mantener máxima movilidad y potencia muscular.

Lograr independencia.

Mantener y desarrollar actividades de la vida diaria.

Prevenir la invalidez y deformidades.

Anular el dolor.

Mejorar el humor, la autoestima y los vínculos intergeneracionales.